2/11/15

Maldita benevolencia

Y a pesar de todo, a veces venía bien. Hizo daño y torturó, pero sólo al engaño, sólo a lo malo. Sus actos eran malditas benevolencias, y hacía lo que hacía con una espada de fuego, e incluso a veces por la espalda. Y lo repetía una y otra vez, hacía muchísimo daño. Se hacía odiar, le tachaban de demonio, de frío. Y a pesar de todo eso, cuando la espada hacía sangrar, también sacaba todo nuestro veneno.
Y esa espada se llamaba verdad, y ese que la empuñaba se llamaba hermano, porque por muchas personas que haya en el mundo, sólo la familia nos hace daño para curarnos.

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