7/6/15

Una

Se creía alguien más que el resto de nosotros. Aires de Marilyn que no acababan de levantarle la falda, por eso la llevaba corta. Al parecer tenía a 5 perros cada día, y solo daba de comer a uno si se lo merecía, pero todos sabían que si ellos pedían, ella les daba su comida. No sabía nunca a donde iba, ni donde acabaría. Nunca llegó a conocerse lo suficiente (el resto tampoco). Salía todas las noches a las escaleras que daban a la calle con la esperanza de que algún gato le viera, y lo único que consiguió fue conocer las irregularidades de la acera como la palma de su mano. Al fin y al cabo, era un barco sin rumbo, con complejo de yate, pero velero.

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