26/4/16

Muerte a la memoria

Un paso se tornó en abismo.
Una caricia se convirtió en un peso de plomo,
cuando desapareciste.
Una carcajada acabó en desesperación.
Un día terminó sin noche.
Y fue dramático aquello.
Porque ya no había nada.
Ya no quedaban rayos que pasaran
entre los huecos de mi persiana.
Ya no oía nada,
el silencio se había callado.
Las estrellas se apagaron
dejando participar a una luna nueva y oscura.
El patio estaba vacío,
nadie saldría a la calle
para guardar el luto al día.
Los poetas se cubrieron de cartón,
y garabatearon:
"Lo más triste del mundo vendrá mañana"
y nos engañaron
porque el mañana nunca llegaría.
Lo más triste del mundo resultó ser
la espera eterna de algo mejor.
La espera eterna de tu regreso.
Y seguí mirando un café oscuro,
seguí buscando el tono de tu piel
añadiendo leche a cuentagotas.
Terminé por bebérmelo para no dormirme
y así aguanté un día más con tu recuerdo.
Y se fue.
La noche se encendió
cuando el movimiento de tus faldas
fue difuminándose en la memoria.
Y el baile se tornó en salida.
Y tú,
desapareciste al fin.

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