27/4/16

Exageración

La verdad es que detesto
lo sentimental.
Me incomoda el llanto
por emoción.
No soporto la exageración.

Infiel a la preocupación.
Me evado de las situaciones
de acercamiento espiritual,
con el objeto de reclamar soledad
cuando lo único que veo en la compañía,
es la vergüenza ajena mezclada con ironía.

Burla hacia el deber moral,
la hija ilegítima del sarcasmo
se encierra en su habitación.

Así me siento yo
cuando me piden apertura,
a ser posible una lagrimilla
y cuatro palabras bonitas.

No voy a negar la emoción,
solo critico la irresponsabilidad
que cometen aquellos hipócritas
que tratan de exponer teorías de las que carecen.

Y cual toro embravecido
embisto al oponente
para decirle con orgullo,
que el sentimiento se exterioriza,
sólo si se siente

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