Que dentro de lo que cabe tengo bastante suerte, tengo la mejor familia que se puede tener, he elegido lo mejor que había.
He cogido y me he subido a una bicicleta, cosa que odio, y aún así el viento me empujaba una y otra vez, una y otra vez, dando vueltas alrededor de no sé que cosa que puede ser mi vida. Y el viento nunca paró de soplar. Y volvíamos al punto de inicio, pero con más experiencia, se repetía una y otra vez como un ciclo eterno. La pescadilla que se muerde la cola. Y seguíamos así, en un remolino de circunstancias.
Pero en fin, soy afortunada, que lo bueno nunca acabe.
14/10/15
Que este ciclo nunca acabe
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