31/8/15

Los horarios de su luna

Que puede parecer que es un cordero,
pero es un lobo al acecho.
Y te regala el oído por las mañanas,
y tardes, y noches...
bueno, en las noches no,
en las noches apura hasta el último trago
de lo que sea que beba para luego saltar, por fin, a su presa.
Y la devora con la melancolía con la que se come una lata en tiempos de guerra
a sabiendas de que no hay nada mejor.
Por la mañana se levanta y vuelve a su guarida
donde aullará a una luna que no aparece
hasta la noche, que es cuando él regresa al bar
para pedirse un sex on the beach y cuatro más que pagará con un beso a la próxima camarera.
Y sí, es una tortura no poder ver la luz de la luna de día
pero los lobos deberían conocer mejor sus horarios.

Y en el corazón

Entonces es cuando de verdad te das cuenta de que estás solo, cuando antes de dormir únicamente puedes pensar en que hay un hueco en tu cama y faltan cosas para llenarlo.

25/8/15

Escéptico recuerdo

Y ya me da por escribir
mezclando colores y vicios
de los que vi por última vez
en la parada donde cogiste el último tren.
Dicen que las despedidas no duelen
si prometes volver a verte,
pero tú no eres de promesas
y yo no soy creyente.
Ahora me despierto
sin el roce del rayo de sol que entraba
por la ventana.
Ya no están tus cuadernos
y lo único que recuerdo de todo lo que
configuraba tu olor
es el gel, que no se ha acabado.
El verano se ha acabado
y me invita a conocer un otoño,
lleno de hojas de papel
que se caen por todo mi cuarto.
Tu recuerdo se insinúa,
una pena que tú no.
Yo te estaba ya esperando,
tú estarás dándote un baño
de esos de cinco medias horas.
Y yo te esperaba,
hasta que me di cuenta
de que sigo sin ser creyente
y a decir verdad,
tú nunca fuiste Dios.

Inevitable

Qué bonito ser poeta
cuando estás feliz
o enamorado
y las palabras salen a borbotones,
y no sabes callarte porque la boca va sola,
y no sabes dejar de-escribir todo lo que sientes,
porque es tan bonito que todos tendrían que poder disfrutarlo.

Qué triste ser poeta cuando sufres,
y tu mano no para,
y el corazón se te sale del pecho
sin necesidad de coger un cuchillo
porque los propios sentimientos
son los que cortan
y hacen sangrar las manos
para obligarte luego a escribir con ella
a modo de tinta
para que nunca olvides
que lo que está en el papel lo pusiste tú
y que las heridas nunca cicatrizan del todo,
si se abren cada dos por tres.

Qué inevitable ser poeta cuando se es poeta.

En ese caso

Mi tía se santigua siempre que pasamos cerca del kilómetro 160. Yo me hago la dormida pensando en qué clase de suceso pudo ocurrir para que lo haga. Entonces es cuándo pienso en el lugar donde quiera que habita Dios y me pregunto si es verdad que le llegan las señales que le manda mi tía y todos los creyentes de este planeta, me pregunto si de verdad existe o si merece la pena eso que decían los grandes pensadores de creer "por si acaso", cosa que me parece un sin sentido porque si de verdad Dios existe...sabe que tu fé vale tanto como un puñado de cenizas y probablemente eso  sea lo mismo que no creer. Y al final me quedo dormida con la esperanza de que mis dudas no decidan mi destino (en caso de que Dios no se despierte)

13/8/15

A falta del 98%

Vamos a dedicar un poema
a las llamadas a las 4.
A los sueños de las 5.
A las ganas de agrupar todo en montoncitos
para no olvidar nada de lo que hemos vivido.
A las diferencias.
A los parecidos.
Al sentirnos parte de alguien.
Al comparar a todos contigo
( y no quedar satisfechos)
A la rutina...porque al fin y al cabo lo somos.
A la puntualidad y a la impuntualidad.
A los mensajes.
A nuestra lista de cosas que hemos hecho.
A nuestra lista de cosas por hacer.
Al sentirnos como en casa.
A los domingos por la tarde.
Y a los lunes, martes o jueves si es para salir media hora.
Vamos a dedicar un poema
al dos por ciento de lo que puede que seamos.

Raro


Lo que pienso.
Lo que siento.
Lo que puedo pensar que necesito.
Tú.
Yo a medias.
El no saber cómo explicarme.
Las antiguas ganas de gritar, transformadas en un cerrar de ojos,
al que le han robado su abrir.
Las explicaciones que sirven de excusa.
Extrañar a gente.
Sentirte extraño.
Andar, seguir, perderte.
Pensar y no encontrar nada.
Nada normal.
Todo raro.

Cambios

Dicen que la vida da muchas vueltas y que la Tierra también, pero yo me veo inmóvil. El cambio es lo natural o eso es lo que se suele decir, pero lo natural no tiene por qué ser algo bueno...al fin y al cabo cualquier terremoto es natural. Lo ideal sería llegar a un orden absoluto y pleno en el que el cambio no fuera posible...aunque si me paro a pensarlo puede que acabara resultando un auténtico aburrimiento. Y yo sigo inmóvil.
Hoy me he sentado en la ducha y no sentía que mi cuerpo girara con la Tierra, no sentía nada salvo el peso de mi cuerpo aún empapado. No sentía la necesidad de pensar o actuar de alguna manera. No sentía la necesidad de movimiento, ni de cambios. Me gusta pensar que al llegar al estado en el que estaba en ese instante nada puede cambiar, pero la realidad es que al final tienes que levantarte y salir de la ducha. El cambio es irremediablemente e inevitablemente natural.

Estúpido amor

El amor es el tema más recurrente de toda la historia de la literatura. Del cine probablemente también, pero eso no lo sé bien.
La estupidez humana es de dimensiones tan inexactas como el arca de Noé y la mayoría de las veces tiene su origen en la  confusión que provoca el amor o lo que se piensa que se es amado. Sólo los estúpidos aman intensamente, el problema es que cualquiera se puede convertir en un idiota con la mínima oportunidad, eso nos da derecho a no excusarnos cada vez que cometemos una estupidez.
Se tiende a pensar que uno es mas débil cuando ama, pero la realidad es que nos hace más fuertes o al menos nos hace sentirnos más llenos de energía como para seguir cometiendo estupideces aún mayores de las que en nuestro estado normal de idiotez podríamos llegar a realizar, lo cual nos puede permitir vislumbrar la explicación de que el amor pueda ser también el tema más recurrente de la literatura.

10/8/15

El juego

Siempre quisimos dejar de jugar a la botella,
para jugar un poco más al dominó.
Así podíamos ver caer una larga fila de fichas...
antes de darnos un beso.
Porque en realidad siempre fue poco interesante,
quedarnos hipnotizados por un par de vueltas
en lugar de por un par de ojos.

6/8/15

Qué más dará

Qué más dará estar contigo o sin ti,
si sólo me enseñaste a ver
con el corazón y no con los ojos,
para luego reírte de lo torpe que soy
cuando trato de calarte.

Qué más dará un te quiero que un tequila
si los dos en algún momento
pasan por tu boca.

Qué más dará lo que me digas
si a ti nunca te escucho,
sabes bien que sólo puedo mirarte
a la boca,
esa que me dijo un primer hola,
un te quiero que no se si fue real,
y un adiós acelerado.

Qué más dará de dónde venga
si nunca dejé un rastro de migas,
tampoco miré nunca un mapa
sólo camino para ir a algún lugar
sin esperar nada.

Qué más dará rosa rota que rosa roja,
si nunca hablan de ti.

Qué más dará este poema
Qué más dará una explicación,
si todo son palabras,
pero por tu culpa son palabras del corazón.

5/8/15

Si tú fueras un país

Bajaría por tus ríos en canoa, a toda velocidad, pero sin pasar por alto una sola forma.
Cogería todos los vuelos que haya, sin importar el destino.
Recorrería cada una de las autopistas de tu espalda, y esta vez la excusa no sería que me guste conducir.
Me tatuaría tu bandera en el corazón, al lado del nombre de mi hermano.
Me alistaría en tu ejército dispuesto a morir por la patria.
Viviría en el centro de la capital.
Subiría todos los días al edificio más alto para ver lo bonitas que son las vistas.
Y bailaría en el parque tu canción favorita, porque sería nuestro himno.

Es mucho para el vacío

Así que llegue a la conclusión de que al final sólo éramos eso, algo dentro de un mundo vacío, probablemente eso nos convertiría en nada. Una nada llena de singularidades comparables con la del Big Bang, y que poco a poco nos íbamos expandiendo, nos expandiamos de una manera que sólo nosotros entendíamos, por eso nos iba tan bien. Entonces salíamos a correr porque nos gustaba, y nos gusta, la sensación del fuego en las piernas y la garganta seca, para luego creer que la única gota de agua que podíamos tener nos saciaba de tal forma que nos daba fuerza para seguir corriendo. Y llegábamos lejos, y subíamos a un puente y nos creíamos los reyes del mundo, con todos esos coches que pasaban por la autopista a nuestros pies, y era verdad que éramos reyes, éramos los reyes de nuestra propia nada. Y eso es mucho para el vacío.

Y ya

Hay gente que me da ganas de potar.

Pero me controlo.