al lado de una botella
y contando con este sexto sentido
que no sé si mi feminidad,
los años,
o la hartura me han dotado,
voy tejiendo las costumbres de un día que nunca ha llegado.
Me repito lo buena persona que fui,
lo mucho que amé,
las ganas que tuve cuando quisiste echarlo todo a perder.
Me pregunto qué harías tú en mi lugar,
que sidra optarias por escanciar,
qué camino elegirías.
Solo soy una tonta al lado de un Rioja,
sin público,
sin interés,
sin un desgarro que al menos,
permitiera conocerme.
Y en mi cabeza me atraviesan las ideas
de pedirte una y otra vez,
por favor,
no vuelvas.
No vuelvas a darle la vuelta a mis sentidos,
no vuelvas a complicarme la vida,
no seas esa media luz
que me ciega en la mañana
y me rompe cada noche.
No seas,
lo que nunca quisiste ser.
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