es tequila.
Y sí, te lo bebes cuando lo necesitas,
a sabiendas de que desde el primer sorbo,
te quemará en el pecho,
te dejará mal sabor de boca,
y en unas pocas horas nublará tu vista para verte bailar
de la manera más vulnerable posible.
Levántate luego sola,
con presión en la cabeza,
las piernas frágiles,
y una sensación de rechazo perfecta.
Ni siquiera sé el motivo por el que sigo bebiendo tequila.
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