Triste,
por algo inexistente,
pero tan inquietante que desborda
este barco que soy yo,
en una lágrima de tus ojos.
Y si tú te quedas con la sal
y con el agua,
yo me quedo con el vacío
y el ahogo de estar
atrapado en la red
de marineros que no saben qué pescar,
ni a dónde navegar.
Pierdo el oxígeno
y la esperanza.
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