Así que después del aviso, fui a la cocina y me preparé un sándwich, lo mastiqué tan lento como pude, esperando coger fuerzas para poder tramar un plan de ataque. Después metí el plato en el lavavajillas y abrí el cajón de los cubiertos, cogí un cuchillo y salí de casa. No pienses que no lo había afilado, está así desde hace mucho tiempo, por si pasa algo como esto, para poder ir preparados a la guerra.
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