con el pelo ordenado
y las ideas aún, soñando.
En el primer sorbo de café
me acordé de todo lo que nunca quise ser,
un segundo trago
me devolvió a mi estado natural,
ese en el que consciente de que no sé quién soy, pero
percibo que aún no llego a lo que querría.
Y pienso qué soy,
y sólo puedo definirme por lo que no está en mí.
Yo desearía ser mar,
pero las lágrimas que brotan de mis ojos
me han robado demasiado agua.
Yo quisiera ser arena,
para colarme entre los pies de cada humano,
y sentir a dónde llegan pisando.
Yo quisiera ser cafeína,
para despertar a los que no sueñan,
porque creen que todo está perdido.
Yo desearía ser novela,
entrar por tus ojos,
virar por renglones.
Se me acaba ya el café,
y todo lo que soy, o creo ser,
es arcilla,
y no mar,
y no arena,
y no cafeína,
y no novela.
Soy arcilla,
y me moldeo con cada gota de agua que cae
de unos ojos dispuestos a calarme.
Soy arcilla,
y paso por muchas manos
que dejan sus huellas en mí.
Soy arcilla,
cambio con el tiempo,
y esta lluvia que ha caído,
puede esperar a evaporarse sobre mí.