1/4/20

Compañero

Siempre me gustó tenerte,
aquí, allí...o en mi cabeza.
Me gustaba pensar en ti como un templo,
al que voy cuando estoy enfermo.
Pensaba que todo era más fácil en tu almohada,
sin percatarme de que yo iba envenenando cada milímetro de la cama.
Sin darme cuenta de que todo lo que tú me curabas,
se volvía en tu contra.
Y mira sí, te usé para sanarme,
me aproveché de la calidez de tus ojos,
del don de tu alma,
incluso te convertí en malabarista de mis miserias.

Soy la cicuta que confundiste con canela,
soy ser humano intoxicado de tu ausencia.
Y ahora por fin me doy cuenta,
de que eres libre para vivir sin mis mareas.




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