Reflejada en el espejo parezco otra,
me miro
hay nuevas ojeras
en realidad me alegro de que acompañen a las de ayer
así al menos no se sentirán tan solas.
No hay motivos para no andar
por eso ando por mi casa
y entonces miro,
sin reflejos,
todos los muebles
toda la decoración 
todos los daños.
Finalmente me siento en mi silla favorita 
en frente de la ventana, 
no hay nadie aún en la calle 
y mi silla se queja 
cansada de soportar tantos años 
el mismo peso
y sin cambios. 
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