Estoy derrotado, triste
gris y decaído.
Soy una muralla en ruinas
y un embalse colmado
que no sabe cuándo va a vaciarse,
solo sabe que va a ser pronto.
Y me callo como una puta lo que siento
para seguir oyendo a los pájaros
desde el ataúd de mi vida.
No pienso dar nunca más la clave de mi guarida,
porque al final siempre acabo huyendo.
Y nunca tengo un hogar.
Nunca tengo un refugio.
Nunca tengo unos brazos
que me digan,
vente, yo te atrapo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario