24/10/16

Crítica universal

Esto es una crítica explícita. No recomendable para personas sensibles a las opiniones ajenas.
A continuación les citaré los aspectos más relevantes sobre el por qué siento que estoy en una sociedad ridícula, aunque antes de esto debo decir que no creo que nunca consigamos una desridiculización, ya que el ser humano en su conjunto es básicamente un individuo imbécil de un modo u otro (con esto me refiero a que, efectivamente, no somos iguales, hay gente superiormente, lateralmente o inferiormente idiota a los demás).
En primer lugar cabe destacar nuestra absurda política, y más concretamente nuestros absurdos representantes ( por llamarlos de alguna manera). Estos sujetos han demostrado no sólo no ser capaces de organizarse políticamente, sino que ni siquiera consiguen hacerlo mentalmente. Un día dicen una cosa, y al día siguiente otra; a menos que tengan una frase "estrella" en cuyo caso no pararemos de oírla: muchos de nosotros no teníamos muy claro que no significa no, pero creo que en estos últimos meses las cosas se han aclarado progresivamente, y podemos ha dejado de ser un verbo que exprese posibilidad. Por otro lado está la corrupción, que permítanme que les diga, denota un pasotismo por parte del resto de los ciudadanos, transformándolos en un niño yendo a comprar el pan sin saber aún la diferencia entre cincuenta céntimos y un euro. Y es que la culpa es de quien peca, pero también de quien ignora el pecado. Me río del concepto "tolerancia" y más aún de las circunstancias en las que el pueblo decide ser tolerante. Y hablando de pecados...¿Dónde quedó el respeto? Somos el súmmum de la modernidad y nuestra educación es la mejor, pero...¿Quién ha dicho apertura? Eso no es para nosotros, no señor, quien diga algo diferente es raro y no merece estar considerado. Para qué vamos a pensar por nosotros mismos con lo bonito que es comprar las ideas de los que mandan. Y por qué no, vamos a decir que somos una sociedad igualitaria, pero eso sí, que los "panchos" que no sudamericanos, que estén lo más lejos posible y las mujeres que se sigan ocupando del hogar a la vez que tabajan, porque total, ellas pueden hacer varias cosas a la vez.
Vamos a por la segunda ronda, hablemos del dinamismo, del movimiento de la ciudad, y no me refiero al de salida al extranjero, me refiero al griterío, al ruido. Debe ser que aquí cada cual tiene una discapacidad, los viejos están sordos, los de adultos están ciegos y los jóvenes están mudos y además, dormidos. Hay que despertar. Con esto no quiero decir que haya que multimanifestarse, hablo de la crítica después de la reflexión. No todo lo impuesto es correcto, y no todo lo impuesto lo hemos decidido nosotros. Hay que recordar que tenemos, además de voto, VOZ.
Habrán pasado por alto la palabra reflexión, posiblemente porque llevamos ya casi un año en periodo de "reflexión" y eso hace que ya ni nos acordemos de hacer los deberes día a día, preferimos posponer la tarea, o mejor aún, que la haga otro. Y mientras unos duermen, otros dejan un ojo abierto y sujetan un cuchillo por si se diera el caso de que alguien entrara en su casa para llevarse a sus hijos, porque sí, están en guerra, estamos en guerra. Un secreto a voces. Mientras tanto, hay quien roba pan para poder vivir, hay desahucios, hay desempleo, hay violaciones, hay pobreza extrema...¿Hay derechos humanos? ¿Hay más de un ombligo? Las discrepancias se suman. Y sin embargo aquí seguimos, sentados en una silla, siendo esclavos a conciencia de esta sociedad ridícula que se empeña en ignorar las mentes brillantes y premiar el catetismo, que rechaza la innovación suplantando su identidad y que nos da unos líderes que más que eso son títeres de una comedia neoesperpéntica.

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