Construye un castillo y escóndete.
Eso es lo primero que me enseñaron, a "definirme", a crear algo que fuera "mío", a formar mi primera impresión de cara al público. ¿Qué era yo? ¿Qué soy yo? No lo sé. Por eso empecé con ladrillos blancos, porque se pueden pintar de mil colores. Y empecé a trazar una línea en el suelo que marcaría mis límites. Me deshice automáticamente de cualquier futuro plan para lograr expandirme, ése iba a ser mi territorio. Y ahora, quiero cambiarlo. Ya no quiero ladrillos blancos, quiero pintura de mil tonos distintos, porque yo no soy un castillo, no soy una característica. Y quiero pintarlo solo, al fin y al cabo, es mi proyecto.
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