18/5/16

Higos

Hay veces que no podemos saber exactamente el tamaño de las cosas. En verano recogemos higos en la finca del pueblo, mi abuela y mi madre suelen recoger también el resto de frutas...yo sólo voy a la higuera y elijo los frutos más gordos que puedo en la medida en que llego a las ramas más altas. Cuando miro cada uno de ellos pienso en si habría uno más grande, levanto la mirada y entonces me percato de que estaba en lo cierto, un poco más arriba está uno del que casi se sale el azúcar. En realidad todo es así, somos pequeños higos, y cuando creemos que hemos conseguido un tamaño perfecto, aparece uno más gordo y más dulce que nosotros. No es competencia, es debilidad. Tampoco es de extrañar que los higos más grandes a veces estén picados, los pájaros nunca fueron estúpidos, y al fin y al cabo...¿Quién se libra de los ataques de la vida?

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