13/10/19

Expectativas

Vivimos en un mundo de exigencias,
nos limitamos a cumplir expectativas,
sin crecer,
sin reflexionar
sin apenas pestañear,
porque no hay tiempo.

Es la novia perfecta,
la hija perfecta,
la amiga disponible 24 horas al día,
si me apuras,
es la titiritera de turno,
una puta para algunos,
una santa para otros.
Es la oreja de todos,
el cariño del día,
la palabra que te anima,
ella lo es todo para todos.

Sin embargo, ella no es nada por sí misma.
No tiene tiempo para serlo,
no tiene tiempo para pensarlo.
Solo sabe, que el mundo gira
y ella corre lo más rápido que puede

No llores

¿Sabes? Te ves tan fea así de insegura,
que no lo soporto.
Tú no eras así,
siempre fuiste ideal.
El mundo siempre lo fue.
Todo va bien, la apariencia era perfecta,
todo encaja.
Hasta que un día te vi llorar y entendí que ya no era una niña.
Que las cosas sí que pasan,
que el mundo no es platónico
y que nosotras, nunca seremos dueñas del mismo.
Siempre habrá un jefe que te pise,
una casa que te anule,
un deseo que te oprima,
un sacrificio inconsciente.
Vamos girando y girando en un baile infinito, y la vida mientras tanto se ríe,
esperando ver el próximo traspiés.
¿Quién soy yo para decirte que no llores?
Si yo misma,
consciente de mi ser,
lloro cada noche
hasta que duermo flotando
y sueño que el mundo vuelve a ser el ideal.

Vacío

Hoy escribo sincera,
ya no siento las fronteras
no siento el peso de mi mente,
no siento rigidez en las caderas,
ni siquiera siento el viento
que se lanza contra mi boca
y me seca los labios,
como si eso fuera a conseguir apagar mi voz.

Ya no tengo fuerzas,
ya no quiero tenerlas
y he sentido caer todas mis dudas sobre mí,
ya no puedo sostenerlas.

A veces me diluyo en un pensamiento,
y floto sobre él,
hasta que algo me despierta
y soy consciente de que no sé dónde estoy.

Nunca antes había tenido tan poco sentido todo,
y la nada a la vez está por todas partes.
No entiendo este vacío.